Vivir para siempre a través de letras
Andrea Fatecha
/ 25 Ago, 2022«Para siempre» puede sonar ambiguo y hasta endeble, y esto se podría deber a que las empleamos sin darle el merecido valor al profundo significado de estás dos palabras al combinarse. Escribir es abonar la tierra donde una rosa crece, confiando que ésta pueda resistir a marchitarse en inviernos crudos y veranos de infierno. Escribir es dejar que nuestras más profundas emociones, miedos y anhelos sean vestidas por palabras y lleguen a aquellos quienes necesitan ser reconfortados.
El documental de Javier Corcuera, “El viaje de Javier Heraud” narra lo que en vida y obra fue Javier Heraud, una joven promesa de la poesía peruana, de tendencias revolucionarias y amante del cine. En este largometraje, interviene la sobrina nieta del poeta, Ariarca Otero, quien en el momento de rodar tenía la misma edad de su tío abuelo (21 años) cuando fue ejecutado al militar el Ejército de Liberación Nacional del Perú en mayo de 1963.
Cuando vi “El viaje de Javier Heraud,” me conmovieron sus escritos rebosantes de esperanza, de resignación y duelo de un chico
romántico en sus diecitantos. Envidio que, aún estando físicamente
ausente, hace más de 59 años, sus poesías, cartas evoquen tan claramente sentimientos de momentos vividos. Una palabra o la combinación de ellas puede ser
tan poderosa como un fusil, tan efectiva para recordar. Seguir vivo, a través de
nuestros escritos pase lo que pase y se cumpla el “para siempre” en quienes nos leen.
No es necesario ser un gran escritor o un consagrado
artista para lograrlo; bastará con sentir, compartir,
resguardar y dejarnos llevar por los sucesos finitos y fortuitos que componen
el viaje de la vida.